Pero antes, una pregunta fundamental: ¿Cuál es tu motivación?
Por eso quiero decir: si estás contento con tu nivel actual y no crees que un trabajo adicional te beneficiaría, no voy a convencerte de que cambies. Pero me gustaría compartir un par de razones por las que, aunque he alcanzado un nivel avanzado, no dejo de aprender. Puede que te encuentres en alguna de ellas, ya sea como tutor o como alumno.
No hay una línea de llegada en el idioma
Pero en ningún sitio está escrito que lo sepas todo en el nivel más alto. Por ejemplo, si consultamos el CEFR Companion Vol. 2020 [1], encontramos que «C2 no es el nivel más alto imaginable en una lengua extranjera».
Esta guía examina los distintos niveles que puedes alcanzar en una lengua extranjera, describiendo para cada capacidad el abanico de competencias del estudiante. Una de ellas es la comprensión general, que establece que un candidato C2 puede comprender prácticamente cualquier tipo de contenido en el idioma, ya sea en directo o a partir de una emisión de televisión, a un ritmo de habla natural.
Pero, ¿qué hay detrás de ”prácticamente”?
También es importante mencionar que encuentro seguido palabras en mi lengua materna que no entiendo. Además, el vocabulario de un hablante nativo (en mi caso, soy estudiante de informática) no va a coincidir al 100% con el de mi amigo médico, por ejemplo. La lengua refleja el mundo de cada uno. Entonces, ¿por qué debemos esperar que un instituto de certificación sea capaz de unificar esos mundos tan distintos?
Los profesores no son sabelotodos
También me pasa al revés: a veces, sólo después de mucho pensar se me ocurre el equivalente eslovaco de una palabra que me pregunta un alumno. Y otras veces puede que la palabra no exista en tu idioma: no todas las culturas tienen la necesidad de expresar determinados fenómenos. Algunas preguntas suelen ser repetitivas, así que me parece natural estar preparado y trabajar para mejorar la calidad de mis clases
La lengua es más que solo palabras
Pero estas situaciones son raras: normalmente quiero llegar a la raíz de muchos temas aunque parezcan mundanos y sin sentido. ¿Por qué? Porque tengo un sincero interés por la lengua y su cultura. También porque muchas veces con los profesores descubrimos algo que ni siquiera yo había considerado un tema antes: a mi profesor se le ocurre un refrán, un anuncio o un asunto político asociado a la palabra en cuestión, y la discusión ya está encaminada. Además hay temas relacionados con la cultura, por ejemplo:
- ¿Qué tan fuerte es esta palabra? ¿La usaría una persona de mi generación? ¿Qué tan directo sería en una situación determinada?
- ¿Hasta qué punto utiliza la lengua palabras de otras? El alemán, por ejemplo, utiliza muchas más palabras inglesas sin cambiar que el eslovaco, o si las usan, las palabras se utilizan en contextos diferentes. Si no me gusta alguien, en eslovaco digo que no tenemos buen vibe, mientras que en español es más probable que hablemos de una conexión o un feeling.
- ¿Es la cultura del país donde se habla el idioma realmente como la muestran en el libro de texto?
- Datos curiosos, picantes y chismes: aunque es bonito leer sobre los lugares de interés en la capital, ¿sabes qué barrios tienen una mala imagen entre los habitantes? ¿Cómo percibe la gente a los turistas, los extranjeros y sus diferencias? ¿Qué piensa mi profesora de la actual crisis política de su país?
Todas estas son preguntas que, con un profesor nativo, puedes discutir para mantener encendida la chispa de un idioma con el que llevas un tiempo dando vueltas.
A veces ni siquiera necesitas metas muy sofisticadas
Hazlo por tu autoestima
Y ahí empezó todo. Al principio, sólo la sensación de seguir trabajando en mí mismo me ayudaba a encarar mis clases con más confianza. Con cada debate más complejo y con cada pregunta respondida, no sentía necesariamente que mejoraba (ya que según algunos profesores «no había mucho que mejorar»), sino que comencé a dejar de lado mi perfeccionismo y mi mirada del idioma cambió. Las clases con profesores de distintos lugares me demostraron que no hay solo «un» alemán, y cuando mi profesora de alemán sacudió la cabeza confundida ante algunas expresiones austriacas, me di cuenta de que la culpa no era sólo mía.
También me ayudó a darme cuenta de que no todas las expresiones de mi lengua existen en otras. He trabajado con muchos tutores y todavía no hemos encontrado un equivalente para algunas frases o expresiones que mi lengua materna formula de manera tan elegante. Y viceversa, muchas veces me encontré con conceptos y frases para los que aún no he encontrado una variante equivalente en eslovaco.
Nadie lo comprueba mejor que tú
Por ejemplo, noté que a veces puedo hablar demasiado rápido o lento para alguien; que me molesta ver a un profesor mirando el móvil durante mucho tiempo y que las ideas sobre el rol de un profesor varían según el amplio espectro de profesores en línea. De este modo, he tenido personas que esperaban que yo elaborara el programa completo de su clase; pero también personas que me forzaban a seguir sus procedimientos y no estaban dispuestas a escuchar lo que yo necesitaba o quería hacer. Esto me demostró lo importante que es escuchar a los alumnos, para entender quién necesita más libertad y quién, en cambio, necesita de una mayor intervención de mi parte.
Del mismo modo, en el caso del eslovaco para extranjero, me gusta participar en charlas y debates sobre métodos y materiales de enseñanza, de los que no hay escasez, incluso con una lengua tan pequeña. Así que imagínate cuántas oportunidades de desarrollo tienes si enseñas una lengua de las habladas del mundo.
Para mí, la mejor manera de entrenar la empatía son las lecciones en las nuevas lenguas que aprendo. Así es como pongo a prueba una y otra vez los principios y prácticas que recomiendo a los alumnos y vivo tanto el placer como la frustración de aprender nuevos fenómenos lingüísticos. Definitivamente, en la comunidad de profesores de idiomas, la mayoría de la gente no es monolingüe (¡saludos a América!) y se ha convertido casi en un cliché decir que «sé muy bien lo difícil que puede ser aprender un idioma». Me parece lógico, entonces, no renunciar a ser un ejemplo coherente y auténtico para mis alumnos, en especial siendo profesor.
No sólo eres profesor, sino también emprendedor
Las clases 1:1 no tienen por qué convertirte en un lobo solitario
Fuentes
[1] https://rm.coe.int/common-european-framework-of-reference-for-languages-learning-teaching/16809ea0d4
[2] https://www.bbc.com/news/world-44569277
[3] Vlach, Robert. The Freelance Way (p. 39). HarperBusiness. Kindle Edition.